Las rutinas diarias son esenciales para brindar seguridad emocional a los niños y niñas. Cuando los pequeños saben qué esperar durante el día, se sienten más tranquilos, organizados y confiados.

Establecer horarios consistentes para despertarse, comer, jugar y dormir, les permite desarrollar una estructura interna y reducir el estrés.

Además, las rutinas fortalecen el vínculo familiar: momentos como leer un cuento antes de dormir o comer en familia se convierten en espacios de conexión y afecto.

Recuerda que las rutinas deben ser flexibles y adaptarse al ritmo de cada niñ@, pero lo más importante es la constancia.

¡Una rutina amorosa es una gran aliada para el bienestar emocional!